Danza de la loma en Zaragoza
Jaime Martín y su equipo de virtuosos
El Ensemble de Vientos de la Orquesta de Cadaqués presentó Danza de la loma en el Auditorio de Zaragoza el domingo 8 de marzo de 2009, bajo la dirección de Jaime Martín. Estuve allí para presenciar el momento.
Lo primero que me impresionó fue el auditorio mismo, de proporciones generosas, una arquitectura sorprendente y una acústica de gran claridad. El interior está diseñado en distinto niveles y orientaciones, con grandes paneles de madera que suavizan la modernidad de los ángulos y le dan un ambiente acogedor al interior.
Lo segundo – por orden de aparición y no de jerarquía – fue la personalidad del director, una especie de dínamo con batuta, lleno de entusiasmo por la música y por la tarea que tenía delante. Su buena relación con los músicos era evidente y el ambiente de trabajo de los mejores.
Seguidamente, todavía en orden estrictamente cronológico, me llamaron la atención los músicos, su alto nivel técnico, y el mucho carácter y musicalidad que desplegaban aun con una pieza para ellos del todo nueva como era mi Danza de la loma. El ensayo iba a ser una prueba de sonido breve, probando sólo secciones de las distintas obras y de la mía sólo la sección inicial, pero una vez que atacaron con Danza de la loma Jaime Martín siguió dirigiendo y los músicos siguieron tocando hasta el final, dándome así el lujo de oír la obra dos veces en la misma mañana.
Por último, fue de admirar el público, que casi llenó la espaciosa sala y se comportó como se comporta un público habituado a los conciertos. El programa no hacía concesiones al espacio familiar de domingo por la mañana, y es posible que a muchos mi Danza les haya resultado desconcertante, o inclusive el Concierto para Violín de Kurt Weill; pero allí estaban los abonados en pleno, escuchando con atención y dándole al evento el carácter que necesita la música para ser un acto de comunicación. Felicidades a Zaragoza, a la Orquesta de Cadaqués y a Jaime Martín por el espíritu emprendedor de esta serie.
Fue una experiencia muy grata y lamenté no poder pasarme más tiempo con ese grupo estupendo. Muchos se iban y yo mismo tenía que tomar el Ave de retorno a Barcelona, de donde vuelo a Newcastle el lunes. Menudo viajecito para once minutos de música, pero los participantes mencionados hicieron que valiera la pena.