Cuadros de una exposición boliviana

(Fernando Rodríguez Casas, Un vuelo a Cochabamba. Colección privada.)
Con motivo del estreno de esta obra el 12 de noviembre de 2025 en el Teatro Achá de Cochabamba a cargo del Trío Apolo, y la simultánea publicación impresa de la obra, comparto el comentario mío que aparece en dicho volumen.
Cuadros de una exposición boliviana
Comentario del compositor
Detrás de esta obra se yergue otra, que es un monumento del repertorio universal: el ciclo para piano Cuadros de una exposición del compositor ruso Modest Mussorgsky (1839-1881). Mussorgsky lo compuso en 1874, en sentido homenaje a su amigo el arquitecto y pintor Viktor Hartmann, fallecido el año anterior a la edad de treinta y nueve años. La obra representa un paseo imaginario por una exposición de dibujos y acuarelas de Hartmann, deteniéndose ante cada uno para ilustrar musicalmente su simbolismo, su carácter y las consiguientes reacciones del compositor. En el siglo y medio transcurrido desde su estreno, Cuadros de una exposición ha ejercido un magnetismo sin paralelo sobre legos y doctos, ya sea en su versión original para piano o en las distintas orquestaciones realizadas desde entonces, siendo la más conocida la de Ravel (1922).
La idea de crear una respuesta boliviana a la obra de Mussorgsky provino de Emilio Aliss. Ávido expectador y — dentro de las limitaciones financieras — coleccionista de arte visual boliviano, Aliss sabía de mis previas composiciones inspiradas en pinturas: Ángel herido (1989), sobre el cuadro homónimo de Hugo Simberg, y los tres movimientos de mi Cuarteto No. 1 «Montes» (2007), cada uno modelado sobre un óleo del boliviano Fernando Montes. Por otro lado, figuraba ya en el repertorio del Trío Apolo mi Morenada montecalva (2020), en la cual entablo un diálogo entre la fantasmagoría de otra pieza de Mussorgsky y las cualidades grotesco-jocosas de una morenada. Ése era el precedente que encendió la chispa. Ahora Aliss proponía una colección de cuadros, una especie de pinacoteca musicalizada, idea que abracé con entusiasmo. Las realidades prácticas nos han hecho reducir un poco la escala de la estructura originalmente concebida, pero, con los debidos ajustes, hoy nos es posible presentar la obra resultante, Cuadros de una exposición boliviana.
En homenaje a Mussorgsky y en reconocimiento por la inspiración del proyecto, la serie se abre con arreglos para trío de dos movimientos de su obra: «Promenade» y «Baba Yaga». En seguida se inicia el paseo por los cuadros bolivianos, comenzando al igual que el maestro ruso con una música introductoria (Promenade en el caso de Mussorgsky, Paseo I en la nueva obra). Luego se suceden los cuadros intercalados con otros dos Paseos cuya música varía cada vez.
- Promenade es la apertura de la obra de Mussorgsky, reproducida sin alteraciones aparte de las necesarias para su adaptación para trío.
- En Baba Yaga Mussorgsky ilustra el dibujo de Hartmann cuyo título completo es La cabaña sobre patas de gallina (Baba Yaga). En él Hartmann imagina la morada de la bruja de un antiguo mito eslavo. La tradición rusa describe la casa de Baba Yaga de la manera que indica el título del cuadro, es decir suspendida por patas de gallina a manera de pilares.
- Paseo I cumple, al igual que los dos Paseos siguientes (como en los Promenades de Mussorgsky), el rol de intermedio o transición entre cuadros.
- Batallón 7 Rifleros (Evocación de Melgarejo) teje una narrativa musical con hilos que son evocaciones o paráfrasis de piezas del pasado con la intención de ilustrar algunas facetas de la colorida carrera del epónimo general.
- Mujer paceña se interna en la hondura enigmática de la obra sin par de Carmen Torres. La polaridad entre la oscuridad sin fondo y el destello centelleante de la manta y el arete — reflejos quizá del carácter que imagino tempestuoso de la mujer que, sin apenas mostrar su rostro, domina la escena — genera una tensión amenazante con visos casi apocalípticos.
- Paseo II
- Canto del hombre de la selva no se origina en un cuadro, pero tendrá un cuadro móvil en la presentación coreográfica en vivo. La pieza responde a los versos de Raúl Otero Reiche. Lejos de querer remedar la intensidad lujuriante del poema, la música ofrece un marco, un entorno sonoro para realzar las palabras.
- Morenada montecalva, pieza preexistente, reaparece en este nuevo entorno, ahora sirviendo de ilustración al cuadro que a su vez ha realizado recientemente José Rodríguez en respuesta a la música. En ella se entrelaza Noche en Monte Calvo de Mussorgsky con una morenada conocida en la década de 1950 con el título Los quirquinchos.
- Totora en flor busca responder al chisporroteo de color primaveral que prodiga el óleo de Fernando Daza.
- Paseo III
11. Un vuelo a Cochabamba me devuelve a un desafío que he intentado enfrentar en obras anteriores relacionadas con volar: ligereza, propulsión, reto a la gravedad, vértigo al remontarse sobre el paisaje telúrico, sensaciones de peligro y liberación y, en el caso de esta pieza, un aterrizaje casi forzoso en tierra imprevisible. El cuadro de Fernando Rodríguez Casas brinda abundante combustible para esta nueva expedición.
© Agustín Fernández
2025