¿Suena lejano?
¿Suena lejano mi canto?
no es porque me haya alejado
sino al contrario, porque amo
tu presencia, aunque no esté,
tu voz que puebla el silencio
tu mirada que en las sombras
aún alumbra mis pasos.
Porque pueblas, hija mía,
mis pensamientos y sueños
aunque tu manita blanca
no transpire ya en la mía
como cuando caminábamos
por la ribera del río.
Porque tu faz ha cambiado
de maneras que no he visto
porque han colmado tu mente
de ficciones dirigidas
que habrán quizá sacudido
los cimientos de tu afecto.
Por todo ello, y por más,
acaso suenen lejanas
las notas que hoy te dedico.
Si es así, que no te engañe
la muralla que han impuesto
los enemigos del alma:
Lo que es grande, lo que es hondo,
lo que es puro y es eterno
verás que nunca sucumbe.
Estaré lejos ahora,
pero soy tu padre siempre.
Mientras viva, y aun después,
mis esfuerzos y trabajos
son para que tú comprendas
que no hay odio ni mentira
que más valga, ni más pueda,
que el amor y la constancia.
© Agustín Fernández 2022