Música de organillo
Como las tardes nubladas
eres helada, Jazmín
El viento, sin decir nada,
viene con nubes sombrías
y en silencio se las lleva.
Como el paisaje de invierno
es hoy tu imagen, Jazmín,
cala mis huesos el frío
y aunque inhalar me lastima
tras la estepa desolada
distingo aún los colores
de nuestros días unidos.
Como hilo de barrilete
es tu ternura, Jazmín,
alto suspende el cometa
hasta embriagarlo de altura
y se corta de repente
dejando fragmentos sueltos:
un hilo roto en tus manos,
yo sin rumbo en la estratósfera.
Como el Verbo vuelto carne
fuiste la vida, Jazmín.
Con un soplo de tu boca
me diste un alma creadora
y un corazón que sin pausa
marca el pulso de tu aliento.
Eres visión en los sueños
y obsesión en la vigilia
esperanza en el tormento
de mi fe desesperada.
Eres temblor en mis manos
y atadura en mi garganta.
Como las aguas del lago
misteriosa eres, Jazmín,
aguas calmas en la orilla
fiera tormenta en la hondura.
Como cáliz eucarístico
pan de vida eres, Jazmín,
tomarlo da fuego eterno
que la excomunión hoy troca
en las llamas del infierno.
Como el aire de Los Andes
es tu presencia, Jazmín.
si tú estás, y te respiro,
tengo vida y tengo aliento;
sin ti, Jazmín, yo me ahogo
callan mi voz y tus tacos
y el perro que abre tu nombre
y esa otra voz cristalina
cuyo son es mi sustento.
Para el río, cesa el viento,
se amortecen las estrellas,
y el arco del firmamento
se derrumba y me tritura.
Sin ti el cosmos se atraganta
y a mí me ahoga, Jazmín;
mi existencia se suspende,
todas las luces se apagan
y las sombras me devoran.
Estas líneas de la asfixia,
del vacío, de la nada,
si algún día resucitan
ante tus ojos, Jazmín,
ojalá entonces ya sepas
que cada impulso y cada acto
cada grito y cada nota
cada palabra y silencio
cada sueño y pensamiento
cada acierto y cada error
nuestro antes y mi después
fueron ofrenda de amor
que a tus pies pongo, Jazmín.
Julio de 1979
Junio de 2022